El
instituto nacional electoral (INE) aprobó hace unos meses, el reparto de los
recursos públicos para los partidos políticos para este año 2015, monto que
asciende a los 5 mil 200 millones de pesos, esto sin contar exenciones fiscales
o acceso a medios electrónicos en tiempos de campaña, que se pueden considerar
como financiamiento "indirecto". Si comparamos los recursos que el
instituto federal electoral (en aquellas épocas IFE) designó para los partidos
políticos 10 años atrás, en el año 2005 para ser exactos, por 2 mil 013
millones de pesos, estamos hablando de un incremento de 158% tan solo en 10
años, el salario mínimo por ejemplo en México en el 2005 rondaba por los casi
cuarenta y siete pesos, actualmente por los setenta pesos, es decir, un
incremento de apenas el 49%
Para que usted se dé una idea, el
monto aprobado por el INE para los partidos políticos este año, equivale al
doble del presupuesto de egresos propuesto en salud para todo el estado de
Guanajuato que asciende a dos mil, seiscientos millones aproximadamente, en
otras palabras, con el dinero que se gasta en la operación de los partidos
políticos y sus actividades para obtener el sufragio popular, se podría
duplicar la inversión en salud en el estado, o cubrir 2 años de la misma como
está presupuestada actualmente.
En México contamos con un sistema de
financiamiento mixto para los partidos políticos, es decir, pueden recibir
prerrogativas del INE, a lo cual se le conoce como financiamiento público y
también pueden recibir financiamiento privado, del primero que es el público,
ya hablamos de los montos a los que ascienden y provienen del bolsillo de todos
los mexicanos, el segundo que es el privado, puede tener su origen en
aportaciones de militantes, simpatizantes, autofinanciamiento, rendimientos
financieros, fondos y fideicomisos.
En la iniciativa privada se
cuantifican resultados y destinan recursos en base a objetivos; porque no asignar
también, presupuestos para los partidos basados en sistemas que califiquen y/o
cuantifiquen el desempeño y resultados de los gobiernos en turno, para de esta
manera premiar a quien hizo una buena gestión de los mismos y cumplió promesas
de campaña, y no al partido basado en la votación que puede ser influenciada
por la mercadotecnia, alquimia electoral y otros factores; de esta manera
obligaría a los mismos partidos tanto a vigilar los recursos, elegir bien a sus
candidatos, preocuparse por el cumplimiento de promesas y la transparencia, como
las acciones punitivas a quien con inacción o malos manejos, deteriore la imagen
del partido y por lo tanto el inevitable recorte al presupuesto del mismo; de
otra manera pueden utilizar financiamiento privado, pero si proviene de
terceros, exigirán también resultados, puesto que en ese ámbito todo se
visualiza como inversión, y al no consumir esos recursos públicos, podremos
contar con mas hospitales, mejores salarios, mas escuelas, o cual sea el tema
prioritario para los mexicanos, que en este momento, no lo están percibiendo en
mejores servicios y calidad de vida.
ERNESTO ARRACHE
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