La popularización de aplicaciones (apps)
para solicitar servicios de transporte desde un dispositivo móvil ha generado
beneficios para algunos y rechazo por otros. Como en todas las historias,
siempre existen puntos de vista contrarios y diversos sobre un mismo tema, en
este caso, el lado de los taxistas que siempre han ofrecido sus servicios a
través de la vía tradicional y por otro lado, los usuarios y prestadores de
servicios de Uber o Cabify entre otros principalmente.
Así
funcionan los taxis tradicionales: Se puede solicitar una unidad por teléfono,
parar uno en la calle, abordarlo en algún sitio estratégico o de afluencia
donde se encuentran; para ser chofer se requiere, contar con una concesión y
tramitar la licencia para operador de taxi.
Así funcionan los servicios de Uber:
La aplicación o app se descarga en el celular gratis, el usuario abre un perfil
en el que ingresa sus datos y los de su tarjeta de crédito ya que no se puede
pagar en efectivo al solicitar un servicio de transporte, el software de la
aplicación detecta la ubicación a través del GPS integrado en el smartphone, y
rastrea unidades, las más cercanas reciben una notificación de servicio y los
conductores deciden si la toman, en caso de que acepte el servicio al usuario
le aparecerán en la pantalla los datos del vehículo que lo recogerá, modelo,
placas, nombre del conductor y tiempo estimado de llegada; para ser chofer se
requiere contar con auto propio, debe ser una persona con actividad empresarial
y pasar ocho exámenes diferentes, como el de no antecedentes penales,
capacidades para conducir, toxicológicos, psicológicos y de confianza.
¿Quien
se ha llevado mi queso? es una parábola, escrita por Spencer Johnson (best
seller) en el cual describe el cambio en la vida y el trabajo, y cuatro típicas
reacciones: Resistirse al cambio por miedo a algo peor, aprender a adaptarse cuando se comprende que el cambio puede conducir a
algo mejor, detectar pronto el cambio y finalmente apresurarse hacia la acción,
todo esto narrado a través de cuatro ratones en búsqueda de queso (cualquier
cosa que queramos alcanzar) a través de un laberinto que representa el mundo
real.
El mundo cambia tan rápido que lo
único constante es el cambio, de esta manera hemos visto empresas que se han
resistido al cambio y han desaparecido, otras que sobrevivieron mientras les
compraron y cuando tuvieron que aprender a vender o desarrollar una estrategia
para tal colapsaron, otras que dedican más sus esfuerzos a acciones reactivas que
proactivas, así bien, en el tema del transporte todos somos usuarios asiduos o
esporádicos, lo que es una realidad, es que el servicio de taxis como se
encuentra en la actualidad, es en muchas ocasiones: inseguro (puesto que no
sabemos quién nos lleva, aunque haya un carnet con fotografía, cualquiera lo
puede fabricar o falsificar), caro (no se encuentra nadie en ese momento para
verificar que el precio es correcto o justo), malo (porque muchas de estas
unidades no se encuentran en condiciones higiénicas), contaminante (no se les
da el debido mantenimiento). Por el contrario, en este nuevo servicio sabemos
el nombre de la persona que nos lleva y esta monitoreada, conocemos las placas
del vehículo, hay un registro del servicio, el precio está regulado por la
empresa y no existe intercambio de dinero en efectivo, unidades recientes,
limpias y lo mejor de todo, hay una calificación tanto para el servicio
(conductor) como del conductor hacia el usuario.
La mercadotecnia nos enseña que hay
que escuchar al mercado, innovar, cambiar, atender nuevas necesidades, ser pro
activo, cuidar nuestros clientes y sobre todo adaptarse a los nuevos tiempos
que exigen mejores servicios, más rápidos, eficientes, seguros, limpios y con
una percepción positiva del costo-beneficio. Es indudable que el servicio de taxis
tradicionales ya perdieron al segmento de usuarios que ahora atiende Uber (y
pronto en León), pero quedan otros a los cuales atender como las personas que
no manejan tarjetas de crédito o conexión a internet en sus celulares por
ejemplo, una gran lección de la mercadotecnia, pero además del sentido común, era
de esperarse (y no me refiero al servicio de taxis solamente, si no en general
a quien no escuche a su mercado) que tarde o temprano y después de años de hacer
las cosas de la misma manera "porque así han funcionado siempre y no hay
otras alternativas" alguien se llevará o peor aún, ya se llevo tu queso.
ERNESTO ARRACHE
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